Bocanada

Extraño respirar sin un barbijo. 

En las propias palabras que no puedo decir flota una vertiente que me lleva a ninguna parte. Me extraño. Extraño lo que un día fui, me extraño tanto que ya olvidé como se sentía pero estoy segura que era lo más parecido al cielo. Mi cielo, solo mío en donde respiro, siento y vivo.

Me siento desnuda, ante una multitud que no siente -ni tiembla- como yo, ni los mueve mi falta de aire. Y lo necesito. Se siente triste necesitar de alguien sin siquiera saber quien es, una lágrima se me escapa de tan solo pensarlo. Tan vivo, tan lindo y tan suave. Deambulando en mi territorio que llamo recuerdos como queriendo salvarme, quisiera decirle que eso depende de mi y que aún no aprendí a hacerlo pero ya lo sabe. Me mira a los ojos, siente mi incertidumbre. Yo lo sé y el lo sabe. Los dos lo sabemos pero ya no importa. Ya no tengo nada que perder cuando mi gran caída fue nunca encontrarme a mi misma (jamás).
Broto, corro y tengo miedo. Esta nunca fue mi intención, perderme y no encontrarme me asfixia. Solo deseo encontrar a bocanadas mis pasos, un sentido en cada latido.
Que aunque me asfixie me recuerda que aún respiro.