24 de octubre de 2020

Carta a puerta

Estas harta, te estas ahogando y estas cayendo. 

Te aturden tantas voces y tu propia voz te duele. Estás perdida y no sabes que hacer con eso. El pasado te pesa, no vivís el presente y el futuro te da pánico. Dignarte a vivir te asusta, te duelen los dedos al escribir esto sobre un papel que no vas a tardar en romper -te duele el alma y el corazón- en cada paso y cada decisión. Te duele la garganta de escupir palabras, te arde la vida que hasta te olvidaste de vivirla y no te diste cuenta hasta hoy. No sabes quien sos, no tenes idea que queres ser y te ahoga tanto saberlo que seguramente vas a seguir siendo igual.
Pero hoy comienza tu desahogo. No borres nada. Nada de todo lo que estás  ̶p̶a̶s̶a̶n̶d̶o̶  pensando y escribiendo en este momento. No borres las lágrimas, cada cicatriz te hizo quien sos hoy. Ojalá algún día esto deje de ser una frase hecha y la entiendas. La gente cambia -de lugar, de perspectiva, de pasión-. No importa en donde estés vas a seguir siendo vos aunque lo dudes y lo vas a notar cada noche cuando mires la luna como haces hace años. Te trae paz y desconectas al verla porque es tu cable a tierra. Que ironía que lo sea estando tan alta e inalcanzable; pero créeme deberías respetarte eso al menos. 
Se que todo te pesa más que el trazo de esta escritura, 
al menos llegaste                                  al límite de la hoja 
sin ofrecer resistencia. 

Ahora aplícalo a la vida.

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